Bitácora de viaje 20 de enero del 2024

Hace algunos meses, una persona reconocida de cierta comunidad me planteó la siguiente pregunta:

– ¿Quién eres?

Pregunta a la cual respondí ingenuamente:

-Miguel Angel Onofre Baez

Conforme iba avanzando la sesión, aquella persona me hizo ver que necesitaba añadir profundidad a ese tipo de respuesta, dicha profundidad es adquirida únicamente al hacer un ejercicio de introspección, y en palabras de esa persona “tienes que ver qué hay en tu corazón, si tu corazón está lleno ira, actuarás con ira, pero si tu corazón está lleno de amor, harás todo lo que te propongas con amor” desde ese momento empecé a plantearme la tan compleja y sencilla pregunta de “¿Quién soy?”

Tiempo después, tras una exhaustiva y larga búsqueda de un programa de becas que me permitiera representar el menor problema posible a la economía de mi familia, me encuentro con la convocatoria del Centro Universitario Roda. Al leer la convocatoria, me percaté que al tratarse de metodología de la investigación supondría una gran herramienta para el tipo de labor que me gustaba hacer hasta ese momento: la investigación. Conforme estaba en proceso de realizar los trámites necesarios para entrar al programa, empecé a notar que también se buscaban abarcar otros enfoques aparte del académico, como el cultural y espiritual. Me dieron la noticia de que era candidato a la beca y me mostré emocionado, aunque algo escéptico acerca de ser lo suficiente para el programa; un par de días después tuve el gusto de conocer el Centro Universitario Roda, he de confesar que llegué demasiado temprano y tuve que esperar afuera del centro, 5 minutos después me invitó a pasar un compañero de clases de la facultad y me dirigió con la persona que me daría el recorrido por el lugar.

Algunas semanas después de aquel suceso, asistí a dos entrevistas en el centro universitario, entrevistas en las cuales sentí que no fueron las mejores que pude haber dado; me mostré algo pesimista y sin esperanza a entrar al programa, grande fue mi sorpresa al recibir la noticia de que había sido aceptado en la beca, fue una sorpresa la cual no recibí al haber sido aceptado en la facultad o en la preparatoria, o al haber ganado concursos a lo largo de mi corta vida.

Después de ir con mis padres a hacer el trámite final del programa, supe inmediatamente, y mis padres no me permitieron dudarlo, de que mi vida cambiaría en ese momento, un reto el cual estoy más que dispuesto a enfrentar.

En el tiempo intermedio entre el fin del semestre y el inicio de las semanas intensivas, tuve tiempo suficiente para pensar en algunas expectativas y propósitos. Entre esos propósitos, se encuentran el mejor manejo del tiempo para tener la suficiente capacidad de manejar el programa y la universidad al mismo tiempo, entre mis expectativas, espero poder realizar el paper que se solicita, así como poder cumplir con el programa de 3 libros, logrando alcanzar un aprendizaje profundo sobre ellos, con el fin de poder apreciar (y adquirir el gusto) del arte que conlleva leer un libro.

Una vez entrando al curso, tuve la oportunidad de conocer a mis compañeros navegantes en este viaje de dos años, viaje el cual tiene como objetivo la búsqueda de la verdad y certeza; al estar apenas en el puerto, antes de tomar la nave que me transportaría durante 2 años, pudimos hacernos de algunas de las herramientas necesarias para realizar este recorrido, dichas herramientas que empecé a utilizar desde el primer día y bastó tan solo una semana para poder cambiar mi enfoque en mi realidad, reforzar mi fe e, inevitablemente, tener más preguntas que respuestas, preguntas que me permitirán responder la interrogante que se me planteó hace tiempo “¿Quién eres?»

Sumado a eso, pude reafirmar la importancia de tener un desarrollo integral, un crecimiento en diversas áreas que no sólo involucran lo que estoy estudiando, sino un desarrollo interdisciplinario en múltiples campos del conocimiento que me permita a mí y a mis compañeros navegantes, alcanzar la eudaimonía en la verdad, contemplando así, la belleza el mundo que nos rodea, asumiendo, un compromiso social que nos permita ser un parteaguas en la comunidad en la que nos desenvolvemos.  

Deja un comentario